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CINCO DE MARZO: LA LUNA COMIENZA A DESVANECERSE

Hoy es cinco de marzo; La incertidumbre hincha su pecho
Mientras la Luna caprichosamente comienza a ocultarse,
En las calles, con las manos en el bolsillo
Cada uno carga su histórico silencio del miedo.

Ya nada es lo mismo, ni tú, ni nosotros
Desde que en alguna parte se ilumino más la noche,
Desde que en alguna parte el mar abrazo cuerpos y almas
Sin mirar los rostros de espantos, quejumbrosos;
Melancólicamente solos en la noche, quizás con un sueño.

El tiempo es más que tiempo desde entonces,
Es mareo de suelo, es lágrima de pérdida,
Es momento de levantar las manos
Buscando una fuerza generosa que nos despierte.

País entero, lastimado: bandera rota en el barro
Que surge como dique conteniendo todos los alientos,
Todas las fuerzas y los sueños de seguir caminando,
Mirándonos a la cara, tomándonos las manos
Y paso a paso, levantándonos como un solo cuerpo.

Desde hoy, después del caminar
Sin ser los mismos, de seguro que seremos más humanos.

© Elier Claudio
elierclaudio@hotmail.com

HOY ES TRES DE MARZO DEL BICENTENARIO: HACE CINCO DÍAS ERA DISTINTO

HOY ES TRES DE MARZO DEL BICENTENARIO: HACE CINCO DÍAS ERA DISTINTO

Parece extraño como en pocos días, nuestra esencia más íntima ha sido remecida.
El encanto de los amaneceres con la luna creando crepúsculos invertidos
Se entristecieron, alejaron el canto de los gorriones urbanizados,
Dejaron aparecer huinchas bicolores que obligaban a mirar donde pisar.

Los ríos de bien al sur, esos que estiran sus manos a la apacible orilla,
Se recogieron con un zumbido de locomotora corriendo delante del viento;
Profundidad de la noche y del sueño, intimidad de la habitación y del silencio;
Zumbido de tierra recorriendo como un delincuente la incertidumbre del miedo.

¿Qué paso que nos levantamos todos, nos abrazamos todos?
Qué estaba pasando que la vida se expandió de mí y de ti hasta los nuestros.
La noche sonrojada dejo un manto de miedo,
Manos que se agitaron en todas direcciones para encontrar otra mano,
Otro brazo que sujetara el tiempo, que no nos dejara sentirnos solos.
Nuestra esencia esa noche, hace cinco noches, se transformo en incertidumbre,
De repente todas las lecciones de emergencias sísmicas se reprobaron
Y miramos a los vecinos que salían a la calle,
Recordamos el rodar de lozas, de muebles, gritos lejanos acordándose de sus creencias.
El gemir de las casas, eso era lo doloroso, mirarnos los cuatro: padres e hijas
Y no saber como atender ese retorcerse de pánico, ese ir y venir con la puerta abierta.

Cuando amaneció, parecía mucho tiempo de aislamiento,
Los gorriones no estaban en los árboles,
Las tejas bajaron al suelo y las heridas de las construcciones que gimieron en la oscuridad,
Sangraban, se quebraron a la muerte, a la desolación, a la historia.
Esa mañana en alguna parte de Renaico encontré pilas que me recordaron el campo de la precordillera,
donde cuando niño escuchaba música con la radio al oído:
Esa mañana, tenían un valor especial, eran ventana, tren, bus, teléfono, televisión:
Las pilas eran el motor del mundo; fue grandioso escuchar más voces que las nuestras,
Pero duró tan poco, fue tan tenue el sentirnos más que cuatro a salvo.

Las reacciones autómatas de buscar seguridad,
De explicar el terremoto en forma simple como lo hacemos en la escuela
Se desvanecían con cada informe fotográfico, de testimonio, de sufrimiento.
Ahora era una dolorosa alegría de estar juntos,
De tener esperanza que el mundo se extendiera más allá de nosotros,
Sin dolores, que la radio-novela era solo eso, un producto del aislamiento.

Fueron cinco días de rumores, incertidumbres y ruidos lejanos:
Días se zumbidos espaciados recorriendo el patio de la casa y compartidos con los vecinos.
Llego la luz, grito alguien, era pleno día y nos sonreímos,
Sonó el teléfono, surgió la imagen y el refrigerador sacudía su olor casi nauseabundo por tanta espera.
Qué pasó con nosotros; la casa con fogón en el campo;
Doscientos kilómetros más al sur ya no estaba en la precordillera de Huichahue,
Se había desplomado como un anciano, se desvaneció como recuerdo adolecente,
Que pasaría ahora con los cerezos y los zorzales, a dónde volaron todos.
Y la costa? Cómo será ahora Quidico, Pidima, Lota
Y toda esa costa que recorrimos desde Puerto Saavedra
Mirando el surcar de las olas como saludando.

Parece extraño, que aún hoy, el inconciente espere una lucecita de paz,
Aun se puede ver la luna surcando cancina la noche y de vez en cuando,
Miramos de reojo la puerta con un leve temblor en el cuerpo, como esperando algo.
Fueron cinco días y noches de encierro, vigilia sigilosa buscando salidas
De vivir la familia junto a una vela y una partida de cartas.

Fueron cinco días de sentir el dolor ajeno y la vergüenza ajena con una radio al oído,
Hoy todo se hizo imagen, más verdad, más dolor, más desigualdad:
Parece extraño como en tan poco tiempo nuestra esencia cambia,
Se pueden reordenar los valores y las creencias,
Pero dentro muy dentro sentimos la incertidumbre del miedo mirando a la puerta
Con leve temblor en el cuerpo, como esperando adormecernos
Mientra todavía la luna surca cancina la noche.

© Elier Claudio
elierclaudio@hotmail.com

YO ¿CRITICO A LA TELEVISIÓN?

YO ¿CRITICO A LA ?


Pensando en que a nadie le cabe duda que la televisión constituye uno de los grandes inventos en la historia de la humanidad, he querido satisfacer una necesidad de escribir sobre la TV en general y sobre su contenido en particular, para ellos he debido comprender que su presencia ha revolucionado todos los ámbitos de la vida humana y, en especial, el de la familia. Es así como en esta "caja mágica" descubrimos un medio que nos informa, distrae y educa, pero también vemos un instrumento vivo que nos influye y nos vende cosas, muchas veces innecesarias pero apetecibles.

Creo, con cierto grado de certeza, que el abanico de posibilidades ofrecidas diariamente en pantalla para “distraer” nuestra globalizada e interconectada vida, se ha gestado con un afán de hacer aportes positivos a la sociedad, pero al ver sus productos me encuentro con obligados comentarios apuntando a confrontar sus contenidos y los efectos negativos que tiene respecto de los demás medios de comunicación. Sea por su mediatez, por su influencia colectiva o por su estructura visual y editorial, da lo mismo, todo gira respecto a lo que dijo la TV y por ello mismo es verdad, hasta que otra verdad desvirtúe la ya dicha, de esta forma entramos en el juego del zaping, necesidad básica e insatisfecha de todo buen televidente, que confronta, investiga, se instruye, informa o simplemente se entretiene en un mundo muy lejano, pero hecho a la medida de lo que se aspira, ver lo que supuestamente quiere.

En algunos momentos me sentí otra persona viendo críticamente la pantalla, revisando brevemente los programas de distintos formatos y para distintos destinatarios, pero por más que intente entretenerme con algunos de ellos, más me convencía de que la oferta es pobrísima, por no decir nula, al menos en ese momento. Toda o casi toda la programación se estructura para ser digerida y olvidada fácilmente, claro esta que las excepciones se da con algunos programas envasados, algunos noticiarios o programas de corte científico. En la TV, la parrilla programática esta estructurada para cautivar y hacer dependiente de ella al televidente, aunque parezcan interesantes las propuestas, los temas son mediáticos, acusan una realidad social (los noticieros, crónicas programas investigativos) y muestran un ideal de vida pocas veces al alcance del televidente común que en esos momentos esta frente a la pantalla (programas de entretención familiar y de opinión farandulera), En fin, hasta quise convencerme que estaba siendo injusto con la “caja idiota” que llenó algunas tardes de lluvia en mi infancia o me hizo ser campeón con algún deporte masivo. Como no darle valor a esos sueños construidos, viajando por el mundo gratuitamente gracias a los suculentos premios que se ganó el concursante de turno, por momentos tuve que renunciar a ser telespectador.

No es fácil el trabajo del televidente de la TV abierta, sin importar la edad, condición o sexo, esta sometido al estrés de tener que digerir cuanto mensaje le envíen y aceptar todo tipo de receta de vida, y si es un triunfador participara interactivamente de la actualidad social, noticiosa y de opinión con un mínimo costo, pero teniendo la posibilidad de no solo ser participe, sino que posible ganador de algo.
Los programas infantiles no los encontré (claro está que en la TV abierta, que de ella me estoy haciendo experto), era casi nula la oferta televisiva, se aferra a los dibujos animados, que con esfuerzo se entiende su pretensión, ya que lo importante son las hazañas realizadas y el lenguaje utilizado, pero nada constructivo, nada pensado en autoafirmación personal o familiar, solo pelea, más pelea y la eterna lucha del bien contra el mal para salvar al mundo en el ultimo minuto. Me da la sensación que se diseñan para una población infantil de mayor edad, capaz de no solo ver monos sino que consumir la publicidad y ser gancho del consumo de las replicas de los mismos monos. Creo que es un segmento desvalorizado por la TV, a lo mejor los “chicos” no son rentables como televidente para crearle programas contextualizados y novedosos, como lo fueron en su momento Pin Pon o Cachureos en Chile, claro que debo asumir que son otros tiempos y por lo tanto existen otras excusas para no realizarlos.

Puedo inferir que el planteamiento de la programación infantil va direccionado a que el niño pueda ser telespectador junto al adulto, siendo, por lo tanto más importante la cantidad de televidentes frente a la pantalla como posibles consumidores, que el satisfacer una necesidad infantil o una necesidad de convivencia familiar. Por lo demás los infantes no pueden hacer valer sus puntos de vista puesto que la familia se convierte en cómplice al asumir la convivencia a través de estos u otros programas ofrecidos en horarios de la tarde o inicio de la noche, llaméense de concurso o telenovelas.

El televisor, no me cabe duda que ocupa un lugar importante en la casa y en la familia. En muchos hogares, se convierte en una especie de ídolo. Así cuando se ve un programa todos "deben callar" porque "el televisor" habla, porque aunque mañana no sea relevante lo que ocurre, en ese momento es lo más importante. Todos deben estar quietos y reflexivos sobre lo que nos muestran, no hay espacio para las interrupciones, opiniones o rechazos. Es como si debiéramos aprender a prestar atención a lo que nos "dice la televisión", especialmente si son los noticieros porque "aquí sí se dice la verdad de los hechos", o cuando se mira un concurso hay que enterarse de quién será el ganador, porque con él también ganamos nosotros.

Me parece interesantemente negativo observar el grado de influencia que ejerce la TV, cuando transmite mensajes que obligan a asumir posturas, expresiones y reacciones en cadena; dentro de la familia, crea un lenguaje de opinión distinto al cotidiano, es más intencionado, es más verdad para compartirlo con los amigos, vecinas, trabajo, es decir, donde se tenga oportunidad de socializar lo visto en la televisión. Esto, creo que es relevante en la medida en que interrelaciona a la familia, modifica conductas, a lo mejor muchas veces en forma inadvertida por lo telespectadores, pero que ocurre algo dentro del núcleo familiar, es un hecho, puesto que puede clarificar o construir actitudes y valores, así como potenciar las características de personalidad y la moral del televidente.

Lo que llama la atención en la TV es como logra a través del marqueting, la publicidad y el rating, convencer al televidente “que ver”, “a que hora” y este aceptar activamente en la propuesta sin mayor enjuiciamiento, hasta que alguien “también de la TV”, le dice que lo que vio era pésimo, que lo que escucho era falso, que el daño no era tanto, etcétera.

Esto me lleva a recordar algo leído en alguna parte “la televisión y los medios en general no reflejan, construyen la realidad”, por lo tanto, lo que vemos es tan subjetivos que dependerá de nosotros mismo si ocupamos o no el lugar donde nos quiere instalar nuestra “caja mágica” en esa fragmentación y montaje mediático de cada evento que va ocurriendo, y con tal agilidad que va cediendo su espacio a otro y a otro, a veces con simultaneidad de tiempo, intermedial, globalizado, como un “clic”.

Bueno, en la globalización que vivimos hoy en día, la televisión puede que no cumpla con una gran misión social de desarrollo cultural, más aun, puede que la televisión pública ni siquiera se aproxime a este fin ideal, pero si queda claro que entrega una respuesta que proyecta las necesidades, aspiraciones y sueños de gran parte de nuestra sociedad.


Angol, diciembre 15 de 2006.

SALUDO

BIEN VENIDOS
Espero estar formando una gran comunidad que comparta sus saberes y encuentre información valiosa y significativa.
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